Autor: Eduardo Halfon
Título: Duelo
Género: Ficción histórica, autobiográfico
Número de páginas: 106.
Formato: Rústica.
Editorial: Libros del Asteroide.
Saga: Autoconclusivo.
Fecha de publicación: Agosto 2017.
Este libro está narrado en tres tiempos, uno donde se presenta la infancia del autor durante el tiempo en que su familia vivía en Guatemala; uno en que el autor está empezando su vida en Estados Unidos luego de escapar del país a raíz del conflicto armado interno; y el presente, en que él busca llenar lagunas mentales para descifrar el misterio tras la muerte de su tío Salomón.
Este libro es muy cortito. Tiene apenas 106 páginas, y aún así me hizo soltar una carcajada fuerte y sincera, y me llenó los ojos de lágrimas en más de una ocasión. Lo leí en una sentada, y me dejó sintiéndome feliz y triste a la vez, con una mezcla de emociones un tanto agridulce.
Siento que cuando uno lee novelas ambientadas en lugares extranjeros que hemos visitado, uno no puede evitar la sensación de presunción, quizás incluso de escepticismo, mientras silenciosamente ponemos a prueba al autor, preguntándonos si realmente ha estado en los lugares que describe. He experimentado esta sensación varias veces, por lo que me tomó totalmente desprevenida la forma en que me sentí cuando el autor no describió un lugar cualquiera en el que he estado, sino que describió mi país. El lago de Amatitlán que he visitado, la gente que veo día a día, mis calles abarrotadas y mi gente, un tanto juzgona en ocasiones, pero que también son muy cálidas y no poco parlanchinas.
Siento que la forma en que el autor describía todos aquellos aspectos era casi con ternura. Con un sentimentalismo propio de aquellos que valoran los pequeños detalles luego de haber pasado mucho tiempo lejos. Y eso me hizo conectar muy fácilmente con la historia, sobre todo con la idea de "no ser de aquí ni de allí", porque si bien no he vivido la mayor parte de mi vida fuera del país (como en el caso del autor), sí que he vivido fuera, he visitado otros lugares y he sentido cómo mis propios ojos pueden ver con la misma claridad, pero de alguna forma, sienten que el mundo al que miran cambia.
Este libro está escrito de una forma extraña pero muy, muy bella. Al principio pensé que era poco natural la forma en que escribe los diálogos (ya que no hace uso del característico guion largo), pero luego me di cuenta que no se presenta a modo de novela porque este libro no es, de hecho, una novela cualquiera, sino un recuerdo. Y cuando recordamos, no especificamos el énfasis de las personas al hablar, o la bocanada de aire que toman, o su tono de voz, sino el mensaje que envían y cómo esto nos hace sentir.
A lo mejor solo estoy leyendo entre líneas cosas que no están allí, pero eso fue lo que a mí me hizo sentir. Fue un libro muy corto, y aún así me dio la impresión de hacerme sentir mucho.
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